Tus juicios deforman la Verdad y respondes con ira a lo que ves porque te sientes amenazado. Tu mente está enferma y tu plan no puede darte felicidad, no insistas. Abandona tus juicios en manos de Quien conoce la Verdad para que juzgue por ti. Déjate guiar por la Voz de Dios en ti y permite que los milagros restauren la Verdad que negaste.