Tratar de resolver tus problemas no es signo de santidad, sino de creer en la separación, Dios no te los manda, sino tu ego. Mira entonces a quien adoras preocupándote y si no son de Dios no son reales aunque te asusten. Pasa este día con tu Padre de nuevo, para sustituir tus pesares por el júbilo del Cielo que te ofrece.