Identificarte con las cosas que cambian fue tu primer paso para desligarte de lo eterno, de tu verdadera naturaleza. Para eso primero las tuviste que imaginar, sí tú, y otorgarles sentido en tu mente, pero nunca lo tuvieron porque lo que no es eterno no existe. Solo en tu imaginación comenzaron a tener forma y existencia, a partir de ahí comenzaste a verlas.