Cuesta creer que el dolor no es un castigo de Dios por tus pecados, pero Él no puede hacer nada que lastime a Su Hijo porque siempre lo ve como lo creó: inocente. Tu dolor solo puede emanar de tus ídolos, ellos ni te conocen ni te aman, es hora ya de identificarlos y abandonarlos. Pide ayuda para perdonar lo que te lastima, pues lo único que quieres es Su Paz.