De la misma manera que la oscuridad es un deseo tuyo cumplido, abandonarla también depende de ti. La Luz siempre estuvo ahí porque es tuya, naciste en ella, es tu Causa. Recuerda, la visión de Cristo está ahí para ti, no puedes salir solo, perdona tu mundo de su mano y recupera la santidad que la Luz guardó para ti.