Cuando juzgas a un hermano como inadecuado atraes un enemigo a tu vida, cuando insistes en tu condena lo haces real para ti y colocas una amenaza en el altar donde le corresponde estar al Amor. El Ser que Dios creo no puede pecar ni sufrir, elije encontrarte con él. El Perdón de Dios es tu única función, no la de juzgar.