“Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor”. Paro y escucho. Cuando permito que la paz de Dios me envuelva, desoyendo todos los requeridos de mi mundo, puedo quedarme por un instante conectado a ese Amor desconocido para mí. Eso es el cielo, de eso me habla hoy la lección, del lugar al que pertenezco. Y me veo pidiendo; Padre, qué Tu paz me envuelva, porque su consecuencia será sentir Tu Amor. Y sé que es lo que necesito recordar, Tu amor, el que olvidé. Es difícil sostener esta meta por mucho tiempo desde donde me encuentro, y parece que me desanimo, pero cada vez es más insoportable vivir en este páramo de amores movedizos e inciertos. Sí, que la paz me envuelva y escuche al Padre hablarme de Su Amor, que quiero recordarlo, para que se dé la luz en esta habitación a oscuras que habito y no estar nunca más perdido.
“Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. No ando en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. Lo que hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, así como las cosas que se perciben en él. Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. Quiero morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. Quiero encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu gloria y la mía, de todos los absurdos juguetes que fabriqué”.
Escucho las palabras de Jesús; “Al llegar la noche; recordaremos únicamente la paz de Dios. Pues hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto del Amor de Dios”. Qué hoy me envuelva la paz de Dios… todo el tiempo
joseluis