“Hoy sólo ofrezco milagros, pues quiero que retornen a mí”. ¡Cuánta corrección necesita mi mente que apenas cuenta con los milagros para resolver las cosas que me agobian! Casi son un elemento decorativo. Realmente sólo confío en lo que mi actuación pueda llevar a cabo. Qué lejos estoy de la espiritualidad que proclamo. La lección de hoy me contrasta. Necesito ayuda. No acabo de creerme su eficacia ni mi preparación para gestionarlos. Mientras ando en esto, escucho otra Voz que me dice; no tienes que reunir condición alguna, sólo ofrécelos y aguarda. Por estar como estás se te dieron, si reunieras la características que te exiges no los necesitarías. Me gustan estas correcciones de mi pensamiento hacia la mente recta, nada que objetar.
-Y me estudio el texto- “Padre, todo milagro es un reflejo de los regalos que me haces a mí, Tu Hijo. Y cada uno que concedo retorna a mí, recordándome que la ley del amor, es universal. Incluso aquí dicha ley se manifiesta en una forma que se puede reconocer, y cuya eficacia puede verificarse. Los milagros que concedo se me devuelven en la forma que más me puede ayudar con los problemas que percibo. Padre, en el Cielo es diferente, pues allí no hay necesidades. Pero aquí en la tierra, el milagro se parece más a tus regalos que cualquier otro regalo que yo pueda hacer. Así pues, déjame hoy hacer solamente este regalo, que al haber nacido del verdadero perdón, ilumina el camino que debo recorrer para poder recordarte”.
-La bendición de Jesús-“Que la paz sea con todos los corazones que la buscan. La luz ha venido a ofrecer milagros para bendecir a este mundo exhausto. Éste hallará descanso hoy, pues nosotros ofreceremos lo que hemos recibido”. -Amén-
joseluis