“Elijo ver la impecabilidad de mi hermano”. Tanto tiempo estudiando y tratando de descubrir lo que era el perdón, tantos perdones que he tratado de hacer de formas distintas y disparatadas, y se trataba sólo de eso, de esta sencilla elección. Y según la desgrano esta mañana con las cuentas de mi mala en la mano, veo pasar por delante de mí las personas con las que aún tengo asuntos pendientes y renuevo frente ellas esta elección, mientras descanso cumpliendo la necesidad tanto tiempo contenida; elijo ver tu impecabilidad, elijo ver tu impecabilidad… y me voy quedando sin enemigos y comprendiendo el error en el que he vivido tantos años. No vale la pena lamentarse, sí sostener mi elección de impecabilidad.
Y prosigo: “Perdonar es una elección. Nunca veo a mi hermano tal como es, pues eso está mucho más allá de la percepción. Lo que veo en él es simplemente lo que deseo ver, pues eso es lo que quiero que sea verdad. A eso es a lo único que respondo, por mucho que parezca que es a los acontecimientos externos. Elijo lo que deseo contemplar, y eso, y sólo eso, es lo que veo. La impecabilidad de mi hermano me muestra que quiero contemplar la mía propia. Y la veré, puesto que he decidido ver a mi hermano en la santa luz de su inocencia”
“¿De qué otro modo podría restituírseme Tu recuerdo, sino viendo la inocencia de mi hermano? Su santidad me recuerda que él fue creado uno conmigo y semejante a mí. En él encuentro mi Ser, y en Tu Hijo encuentro asimismo el recuerdo de Ti”.
joseluis