“Juzgo todas las cosas como quiero que sean”. ¡Qué locura! Hoy refresca mi mente de esta manera, lo necesito por tantas veces como lo olvido y me recreo en mis propios juicios, compartiéndolos con los que elijo para que no me contradigan. Ellos dan realidad a mis locuras y consistencia a mi mundo de papel. Mientras como distraído juzgo, voy cerrando mis puertas a la verdad para construir mi mundo separado, que no es otra cosa que mi propia tumba. Que no vuelva a distraerme, sólo en la verdad puedo vivir, y con ella, que no vuelva a entretenerme con quimeras, que no vuelva a engañarme pensando que puedo ser otra cosa. Si yo soy verdad, y de eso no cabe la menor duda, cuando me olvido de mi naturaleza, la troceo o la malverso, me destierro y me condeno a una muerte lenta. Gracias por este recordatorio y gracias por la corrección que me permite.
“Inventé los juicios para usarlos como un arma contra la verdad. Separo aquello contra lo que lo utilizo y hago que se vea como si fuese algo aparte y aislado. Luego hago de ello lo que quiero que sea. Juzgo lo que no puedo comprender, ya que no puedo ver la totalidad, y, por lo tanto, juzgo falsamente. No me valdré de ellos hoy, antes bien, se lo ofrezco de regalo a Aquel que puede usarlos de manera diferente. Él me salvará de la agonía de todos los juicios que he emitido contra mí mismo y restablecerá mi paz mental al ofrecerme el juicio de Dios con respecto a Su Hijo”.
“Padre, estoy esperando hoy con mente receptiva oír Tu juicio con respecto al Hijo que Tú amas. No lo conozco, y así, no lo puedo juzgar. Por lo tanto, dejo que Tu Amor decida qué es lo que no puede sino ser aquel a quien Tú creaste como Tu Hijo”. –Y de este modo me retiro de una actividad que no me corresponde, para la que no estoy preparado y me lastima. Hoy no manipularé mi verdad-.
joseluis
Gracias Maestro de Dios. Bendiciones en nombre de Jesús.