“El regalo de Cristo es lo único que busco hoy”. Y cambio inmediatamente mis metas por ésta que hoy me propone ¡Qué mediocridad verme procurando mi salud o la de los demás, mi prosperidad o la de los demás, o cuidando de mis relaciones especiales, cuando puedo tener garantizada toda la paz que mis deseos separados me prometen y mucho más que eso, sólo con aceptar el regalo de Cristo! Como jamás conseguí paz duradera en nada puedo decir que nunca la conseguí. Hoy tengo la ocasión de reconocer mi situación y decidir de nuevo: “El regalo de Cristo es lo único que busco hoy”. Y abandono mis metas parciales y fracasadas. No puedo sostener la búsqueda de mis objetivos y el regalo de Cristo a la vez, que no me engañe hoy, que no me engañe de nuevo. Hoy no atenderé la pretendida santidad con la que mi mente errada me tienta a diario. Hoy mantendré mi atención en lo alto y sostenida por el propio regalo que pido y recibo.
“¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia?”. “Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué”. “Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz”. “Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios”. -Sin mirar atrás tengo que hacerlo, que me atrae lo mío, que me siguen atrayendo mis razones-.
“Y de esta manera, Padre, regreso a Ti, recordando que nunca me ausenté; recordando los santos dones con los que me has agraciado. Vengo lleno de gratitud y aprecio, con las manos vacías y mi mente y corazón abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. Ninguna ofrenda que puedas hacer es digna de Tu Hijo. Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo”. -¡Qué mayor regalo puedo desear para mí o mi hermano que lo contenga todo!-
joseluis