“Hoy nace en mí el Cristo santo”. Y no quiero oír otra noticia. No quiero las monsergas de siempre, no quiero los pensamientos y los hechos que viene presentándose tan consistentes hablándome de lo lejos que estoy de eso. Hoy le doy la bienvenida al anuncio sin rechistar, no quiero las músicas de siempre. Por otra parte, hace tiempo que espero algo nuevo y definitivo. Deseo apagar tantas luces vanas como tengo encendidas distrayendo mi atención y ver únicamente lo que no puede sino estar ocurriendo ahora mismo. Hoy quiero ser testigo de este parto ¿Seguiré acumulando cansancio y dolor para que mi determinación se afiance, o desoiré definitivamente hoy las llamadas dispersas y camufladas que me rodean? Hoy es el día que dedico a apagar la luz en la que veo lo que no existe. “Hoy nace en mí el Cristo santo”. Hoy lo dedico a darle la bienvenida. Hoy cambio de compañía. Hoy, hoy, hoy… lo que puedas hace hoy…
“Velad conmigo, ángeles, velad conmigo hoy. Que todos los santos Pensamientos de Dios me rodeen y permanezcan muy quedos a mi lado mientras nace el Hijo del Cielo. Que se acallen todos los sonidos terrenales y que todos los panoramas que estoy acostumbrado a ver desaparezcan. Que a Cristo se le dé la bienvenida allí donde Él está en Su hogar, y que no oiga otra cosa que los sonidos que entiende y vea únicamente los panoramas que reflejan el Amor de Su Padre. Que Cristo deje de ser un extraño aquí, pues hoy Él renace en mí”.
“Le doy la bienvenida a tu Hijo, Padre. Él ha venido a salvarme del malvado ser que fabriqué. Tu Hijo es el Ser que Tú me has dado. Él es lo que yo soy en verdad. Él es el Hijo que Tú amas por sobre todas las cosas. Él es mi Ser tal como Tú me creaste. No es Cristo quien puede ser crucificado. A salvo en Tus Brazos, déjame recibir a Tu Hijo. -Y ya no habrá más llanto-.
joseluis