“Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor”. No me extraña tanto como debería la afirmación, pero de ser así tengo bien olvidado ese poder y el modo de hacerlo, envuelto como estoy de dolores y pérdidas. Y prosigo la lectura: “Las pérdidas no son pérdidas cuando se perciben correctamente. El dolor es imposible. No hay pesar que tenga causa alguna. Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño”. – Me alivia escucharlo pero estoy lejos de sentir esto como propio ¿qué hacer?-
“Ésta es la verdad, que al principio sólo se dice de boca, y luego, después de repetirse muchas veces, se acepta en parte como cierta, pero con muchas reservas”. -Esto es ciertamente esclarecedor y me indica un camino novedoso; Comenzar sosteniendo la imposibilidad del dolor y la pérdida como verdad, aunque no lo crea. Después repetirlo como cierto, aunque sienta que es falso e inútil, pues de ese modo comenzaré a vislumbrar su consistencia. Lo haré, comenzaré a hacerlo- “Más tarde se considera seriamente cada vez más y finalmente se acepta como la verdad”. -¡Extraordinario!- “Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor”. – Repito esta vez lleno de confianza- “Y hoy deseo ir más allá de las palabras y de todas mis reservas, y aceptar plenamente la verdad que reside en ellas”. -Y me aferro al método como mi salvación-.
“Padre, lo que Tú me has dado no puede hacerme daño, por lo tanto, el sufrimiento y el dolor son imposibles. Que mi confianza en Ti no flaquee hoy. Que acepte como Tu regalo únicamente aquello que produce felicidad y que acepte como la verdad únicamente aquello que me hace feliz”.
joseluis