“Mi verdadera identidad reside en Ti”. ¿Dónde estará que no la reconozco? ¿Cuántas tendré?… todas falsas. No debo identificarme con la verdadera si no la reconozco. Y así ando, distraído todo el tiempo ella, defendiéndola, no vaya a ser que no la valoren, o no la descubran, o no la tengan en cuenta. Componiéndola cada rato, afirmándome en ella. Sosteniéndola como si no fuera cierta. Soy hombre, calvo, universitario, casado… eso creo que me define, y lo que uso para emboscarme.

Padre, forjé una imagen de mí mismo, y a eso es a lo que llamo el Hijo de Dios”. Una imagen que creí a mi medida, un traje que me hice a ciegas, para presentarme, pues tuve que olvidarme como condición previa de mi naturaleza- “Mas la creación sigue siendo como siempre fue, pues Tu crea­ción es inmutable”. -Una tranquilidad que quiero traer ahora a mi memoria y en la que me quiero apoyar- “No quiero rendirle culto a ningún ídolo”. -Ya no más- “Yo soy aquel que mi Padre ama.  “Mi santidad sigue siendo la luz del Cielo y el Amor de Dios”. ¿Cómo no va a estar a salvo lo que Tú amas? ¿No es acaso infinita la luz del Cielo? ¿No es Tu Hijo mi verdadera Identidad, toda vez que Tú creaste todo cuanto existe?”-¿Dónde tendré mi cabeza?-

            “Ahora todos somos uno en la Identidad que compartimos, ya que Dios nuestro Padre es nuestra única Fuente, y todo lo creado forma parte de nosotros. Y así, le ofrecemos nuestra bendición a todas las cosas y nos unimos amorosamente al mundo, el cual nuestro perdón ha hecho que sea uno con nosotros”. -Hoy quiero encontrarme con mi verdadera identidad-.

joseluis