“Hoy no tendré miedo del amor”. ¿Cómo voy a tener miedo de lo que busco con cada movimiento de mi vida? ¿O no busco el amor? ¿Cómo voy a tener miedo de lo que anhelo? Hoy comienzo desconcertado. Tal vez éste sea mi miedo más oculto, camuflado con su pretendida búsqueda. De mi desconcierto parte el texto; “Sólo con que pudiese comprender esto hoy, el mundo entero se salvaría”. -Me tranquiliza que sepa mi sorpresa y más aún más, pues prosigue anunciándome gozo- “Pues es la decisión de abandonar tu locura y de aceptarte tal como Dios Mismo, tu Padre y tu Fuente, te creó”. – Empiezo a vislumbrar mi problema. Mi miedo está tan tapado, como mi decisión de no aceptar mi verdadera creación. Vivo sin saber que me opongo a ella, ni que me oculto, pues al igual que uso un “amor” de ida y vuelta en lugar del verdadero, disimulo mi falta de ganas de recocerme, con la pretendida búsqueda de mi identidad, fingiendo conocerla o definiéndome falsamente-.
“Es la resolución de no seguir dormido en sueños de muerte, mientras la verdad sigue viviendo eternamente en el júbilo del amor. Y es asimismo la resolución de reconocer al Ser que Dios creó como el Hijo que Él ama, el Cual sigue siendo mi única Identidad”. -Doy por real este miedo, aunque no tenga constancia de él, y repito-; “Hoy no tendré miedo del amor” -lo entienda o no. Ella contiene mi vida, es mi divorcio de la muerte, con la que juré vivir para no recordar mi naturaleza. La repetiré aun sin saber, pues lo que siento cuando la degusto es paz… lo mío-.
“Padre, Tu Nombre, al igual que el mío, es Amor. Ésa es la verdad. ¿Es posible acaso cambiar la verdad dándole simplemente otro nombre? El nombre del miedo es simplemente un error. Que hoy no tenga miedo de la verdad. -Qué no me sienta nunca más perdido ni confundido-.
joseluis