“Tengo el poder de decidir”. -Demasiadas cosas parecen contradecir este poder como para aceptarlo sin reservas. Pero insiste-: Nadie puede sufrir pérdida a menos que haya sido su decisión ni sufre dolor salvo cuando él lo decide. Nadie puede estar afligido, sentir temor o creer que está enfermo a menos que sea su deseo. Y nadie muere sin su propio consentimiento. Jamás ocurre nada que no sea representación de tus deseos, ni se te niega nada de lo que eliges. He aquí tu mundo, completo hasta el más ínfimo detalle”. -¿Cómo semejante barbaridad escrita puede producirme alivio? Me contesta-:“es sólo ahí donde se encuentra tu salvación”. -Debe ser-.

Tal como Dios te creó, tú no puedes sino seguir siendo inmutable y los estados transitorios son, por definición, falsos”. -Lo obvio, es tan consistente que no comprendo cómo puedo vivir al margen de lo que me dice-. Eso incluye cualquier cambio en tus sentimientos, alteración de las condiciones de tu cuerpo o de tu mente; así como los cambios de conciencia o de tus reacciones”. ¡Y yo aquí, creyendo que los cambios son señal de vida! Tengo que salir de mi ceguera-. “Decide únicamente aceptar el papel que te corresponde como co-creador del universo, y todo eso que crees haber fabricado desaparecerá”. -Quiero creer esto, necesito hacerlo, sé que es verdad-.

Únete a mí, me dice Jesús, en reconocimiento de que las mentiras son falsas y la verdad es verdad. Pasa conmigo cinco minutos al levantarnos practicando sus caminos, alentando a nuestras mentes con: “Tengo el poder de decidir. Hoy me aceptaré a mí mismo tal como la Voluntad de mi Padre dispuso que yo fuese”. –Y le pediremos a nuestro Ser que se revele ante nosotros- Aquel que nunca nos abandonó volverá a nuestra conciencia”. -Y le tomo la palabra, y de su mano me concentro en el mensaje con la esperanza de no escuchar ningún otro. Cerraré el día con las mismas palabras y su mensaje, y lo traeré al centro de mi atención cuando cambie cada hora. Esperanzado-.

joseluis.